La política necesita de la educación para avanzar en su estructura, desarrollo, actuación y resultados.
La educación necesita de la política para lograr desarrollarse y alcanzar sus metas tanto en lo material como en lo cultural. Sin una política de educación para adultos no podrían haber programas de educación dirigidas a adultos.
La educación se transforma en un hecho histórico, en un acto político. Esto significa que mediante la educación puede un pueblo o una persona mejorar su historia y hacer mejores políticas.
La política y la educación se unen para elevar la calidad de vida en las familias y en la sociedad en general. Una mujer con educación tiene más oportunidades de mejorar su nivel de vida.
Toda sociedad desarrolla una política educativa que es el conjunto de medidas que crean una base legal (leyes, normativas) para realizar los objetivos de la educación en una comunidad. Por eso dependen la una de la otra.
Para establecer los objetivos, la política educacional debe partir de unos fines, que son ideales sociales, que indican la dirección a tomar.
1. Cuando la ASAMBLEA LEGISLATIVA adecúe las leyes de las instituciones; que favorezcan a la educación realmente inclusiva y que amplíe notablemente los presupuestos relacionados con el rubro.
2. Cuando autoridades y los diferentes representantes educativos estén conscientes de la verdadera importancia del aspecto educativo, siendo personas conocedoras y sensibles haciendo programas para prevenir la deserción escolar (que los jóvenes se dejen de estudiar) en todos los niveles educativos, concientizando, enseñando a la ciudadanía de la importancia que tiene el estar preparado para la lucha en la vida.
3. Cuando en cada pueblo, ciudad, cantón de nuestra patria y a lo largo y ancho de su territorio se entienda la importancia de la educación.
4. Cuando los gobiernos fomenten a través de los programas el respeto a la vida, los valores cristianos, la responsabilidad de la pareja en el matrimonio, hombre y mujer así nacidos y los hijos e hijas en el hogar
5. Cuando se abran las oportunidades políticas y educativas, y buenos trabajos, con sueldos (salarios) sin exclusiones ni discriminaciones de ningún tipo.
6. Cuando los programas de educación sean realistas; adecuados a la economía y a las necesidades del país y de cada persona, pero sobre todo a nuestro origen y realidad como salvadoreños y salvadoreñas.